La Temporada futbolística 2016-2017 nos
deja un claro protagonista. Aunque fueron bastantes los partidos en los que el
nivel de juego dejó serias dudas, lo cierto es que el Real Madrid completó un
excelente curso en cuanto a resultados, ganando con autoridad Liga y Champions, además de Supercopa de Europa y Mundial de Clubes. Sobre todo meritorio fue el éxito en la máxima competición continental, donde no se recuerda otro campeón con tanta superioridad.
Ningún rival se acercó siquiera al nivel
mostrado por los blancos, ni en España ni en Europa. Sólo Messi pareció
poner en duda la consecución final del doblete. Esa fue precisamente una de las
razones del desenlace final en la comparativa Madrid-Barça: plantilla frente a
individualidades. Porque por muy bueno que sea el argentino (también Suárez y
Neymar), poco se puede hacer si el resto no acompaña. Más que nada porque a
esto juegan 11 contra 11. Al menos de inicio. Y es que hasta 20 nombres
demostraron a Zidane estar capacitados para jugar en cualquier momento y ante
cualquier rival, mientras que Luis Enrique temblaba cuando se le pasaba por la
cabeza alterar su 11 tipo. Quizás por eso sorprenda aún más el empeño del
asturiano con sus constantes rotaciones casi hasta el último día. Visto lo
visto, no era una buena Temporada para rotar tanto, deberá estar pensando
ahora. Esa profundidad de plantilla fue una de las claves del éxito madridista,
pero no la única. Siempre se ha dicho que el centro del campo es el corazón de
un equipo, el termómetro que determina su rendimiento. Ya sabíamos que Sergio
Ramos, Pepe, Varane, Marcelo o Carvajal eran excelentes defensas, pero ahora
hemos descubierto que Casemiro, Isco, Asensio o Kovacic son igual de buenos que
Kroos, Modric o James. De hecho, no me gustaría estar en la piel de Zidane para
elegir a 3 de entre estos 7, la verdad. De sus recuperaciones y asistencias
(también de los fantásticos centros de Marcelo y Carvajal) se supo aprovechar a
la perfección Cristiano. Si hay que elegir un nombre por encima del resto ese
es el del portugués, sobre todo por cómo ha acabado el año. Sus 10 tantos en
los últimos 5 partidos de Champions, en las eliminatorias decisivas, lo
confirman entre los mejores goleadores de siempre. Otro nombre que se ha
alabado mucho es el de Zidane, pero este caso no es tan evidente. Pese a que el
equipo logró mantener una constante línea de buenos resultados, sin baches
significativos, lo cierto es que muchos partidos los resolvió en los últimos
minutos, y otros sin convencer ni mucho menos. No se puede decir aún que
"la mano" de Zidane se note en el juego del equipo, al cual todavía
no se le reconoce una identidad marcada.
En eso deberá trabajar el próximo curso el
marsellés. También en la política de rotaciones. La idea de
utilizar un equipo A en los grandes partidos y otro B en los menores le fue
bien este año, pero nadie duda que los Asensio, Isco o Lucas Vázquez querrán
jugar pronto también contra Barça o Chelsea y no sólo contra Eibar o Leganés.
Por lo demás, el aficionado madridista puede estar tranquilo. Los aciertos en
los fichajes de estos últimos años han conformado una plantilla profunda y
joven. Las más que posibles bajas de Pepe y Morata deberán ser suplidas con dos
nuevas caras, eso sí. No tanto la de James, viendo todo el potencial del que se
dispone en esa zona, con joyas como Isco o Asensio aún por explotar. Quizás
también un buen lateral que de descanso a Carvajal y Marcelo, pero poco más.
Tampoco asustan los rivales, al menos de momento. Juventus, Chelsea, Bayern o
PSG son grandes equipos, pero sus plantillas parecen aún lejos de la blanca. Y
el Barça es una incógnita. El verano entrante se presenta crucial para el
futuro de los azulgranas. Falta ver cómo saldrá la “apuesta Valverde”, y el fichaje
de 4 ó 5 “titulares”, sobre todo para la defensa y el mediocampo, parece una
obligación. Y es que, aunque por momentos Messi pareció hacerlo saltar todo por los aires, al final quedó demostrado que 20 siempre son más que 11.
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