Fuente: https://www.instagram.com/dazn_es/
El otro día Antoni Daimiel (sobran presentaciones), mientras en uno de los maravillosos episodios de Colgados del Aro (YouTube) debatían sobre esta gran plantilla, recuperó aquella mítica frase que Phil Jackson pronunció allá por 1999, refiriéndose al ramillete de estrellas que los Portland Trail Blazers por entonces acababan de reunir: "el mejor equipo que el dinero puede comprar", dijo el técnico de los Lakers en aquel momento. El comentario me puso algo nostálgico (no precisamente por aquellos Blazers sino por aquellos Montes y Daimiel), y me propuse volver a ver algún partido de aquel equipo. Curiosamente, parece establecerse un gran paralelismo con este Barcelona.
Estadísticas de los jugadores de Portland Trail Blazers en la temporada 1999-2000. Fuente: www.hispanosnba.com.
Ya desde las primeras semanas de competición aquella genial pareja narrador-comentarista que nos contaba la NBA por Canal+ alertaban de los posibles puntos débiles de los de Oregon. Aunque compartían la visión de Jackson o del entonces blazer Scottie Pippen ("es una de las mejores plantillas de todos los tiempos", llegó a decir), transmitían sus dudas sobre la dirección del equipo. Daimiel destacaba la "socialización" absoluta en cuanto a reparto de minutos que aplicaba Mike Dunleavy, transformando a una estrella de la liga como el propio Pippen "en uno más", decía Antoni. La enorme profundidad de la plantilla llevó al técnico neoyorkino a repartir rigurosamente el tiempo de juego. Con un quinteto inicial de ensueño formado por Stoudamire, Smith, Pippen, Wallace y Sabonis (con un salario conjunto de 53 millones de $, más que muchas plantillas completas) la segunda unidad era casi tan potente con nombres como Anthony, Wells, Schrempf, Grant o Jermaine O'Neal. Dunleavy optó por la solución más fácil, queriendo contentar a todos, pero quizás no optimizando al máximo tanto talento. Era Montes sobretodo el que más se sorprendía. No podía entender cómo Damon Stoudamire no gozaba de más minutos, quedándose incluso en el banquillo en los tramos decisivos de los partidos, en detrimento de un base como Gregg Anthony más "ordenado" pero de mucha menor calidad. Andrés ya en Noviembre sospechaba que aquel equipo le venía grande a Dunleavy: "¿qué haría Portland con Phil Jackson o Pat Riley sentado en el banquillo?", se preguntaba. "Pues ganar la NBA", contestó tranquilamente Daimiel al instante. Ellos parecían tenerlo claro.
El último cuarto del séptimo y definitivo partido de las Finales de Conferencia empezaba con los Blazers 15 puntos arriba sobre los Lakers en Los Ángeles. Cuando ya se veían acariciando con los dedos la final de la NBA, una reacción de los Bryant, O'Neal y compañía volvió a igualar el encuentro. Andrés Montes se hacía cruces con la inacción de un Mike Dunleavy que no pidió el tiempo muerto hasta el ecuador del cuarto, ya con los locales a tan sólo 3 puntos. Con aclarados para que Rasheed Wallace se jugara los tiros como casi única estrategia ofensiva, realizó también un sólo cambio en ese tramo, el de Brian Grant por un Sabonis con problemas de faltas. El parcial no hizo más que crecer (31-13 terminó siendo el de aquel último periodo) y los de Phil Jackson acabarían accediendo y a la postre ganando la gran final ante los Indiana Pacers. Las predicciones de Montes y Daimiel se confirmaban, y aquella plantilla poco a poco se fue desmontando, no volviendo a llegar ya nunca tan lejos.
Plantilla del FC Barcelona para la temporada 2019-2020. Fuente: www.muevetebasket.es.
Justo veinte años después de aquel verano del '99 (algún día deberá contarnos Daimiel, por otra parte, qué pasó durante aquellos meses) se conforma otro "súperequipo", como lo definió hace un par de meses una voz tan autorizada en "Can Barça" como la de Juan Carlos Navarro. A los diez nombres que se mantienen del curso pasado se le suman cinco estrellas que podrían formar un quinteto inicial de auténtico lujo: Delaney-Higgins-Abrines-Mirotic-Davies. A priori es una plantilla sin fisuras. La dirección de juego la forman tres bases muy complementarios entre sí, pues a la ya gran pareja Heurtel-Pangos se le sumó, hace tan sólo unas semanas, un Malcolm Delaney que parece ser la guinda del pastel. El ex de Atlanta Hawks, tras un año en China, viene en principio a cubrir la baja del francés hasta su regreso, pronosticado para Enero-Febrero, pero como juegue a su nivel a ver quién es el valiente que le sienta. En los puestos de escolta y alero, a Ribas, Hanga, Kuric y Claver (cuatro exteriores que casi cualquier equipo firmaría tener) se les añaden ahora Higgins y Abrines, dos nombres con ya mucha experiencia europea a pesar de que ninguno supera la treintena. El primero llega tras su brillante paso por el CSKA, y el segundo, de vuelta de la NBA, ya triunfó en su primera etapa como culé. Y por dentro, a Oriola y Tomic les acompañarán este año Nikola Mirotic y Brandon Davies, nada menos. El montenegrino llega para reinar en Europa, con un súpercontrato (se habla de 8-9 millones brutos por año, lo que le situaría como el mejor pagado del continente), tras rechazar varias ofertas NBA. Y el segundo fue quizás el pívot más codiciado el pasado verano por los grandes europeos, Real Madrid incluido. Trece jugadores de primerísimo nivel a los que se les suman los jóvenes Smits y Pustovyi, de un nivel inferior pero que el curso pasado ya mostraron buenas maneras.
Parece un equipo de Play Station, cuando uno es el entrenador y ficha a quién le da la gana. Pero precisamente ahí quizás resida el factor que más dudas genera, tal y como Montes y Daimiel alertaban sobre Dunleavy. Svetislav Pesic es una leyenda sin duda del baloncesto europeo, con multitud de títulos tanto a nivel clubes como selección (incluida la primera Euroliga culé en 2003), pero que a sus setenta años recién cumplidos siembra dudas en cuanto a su actualización con el basket de hoy en día. De fuerte e inflexible personalidad, el serbio potencia siempre en sus equipos la vertiente defensiva y el sacrificio de los nombres por el bien común. Su temperamento le llevó el curso pasado a ser expulsado en varios encuentros, y muy comentados fueron sus encontronazos con dos de las estrellas del equipo, los franceses Heurtel y Seraphin, apartando incluso a este último de la rotación en el tramo decisivo de la temporada. El paralelismo en la relación Pesic-Heurtel con aquella Dunleavy-Stoudamire que tan nervioso ponía a Andrés Montes, así como en los perfiles de los cuatro protagonistas, es tan evidente que asusta. Pero más allá de esa anécdota, está por ver cómo Pesic administra el tiempo de juego de esta plantilla y hasta qué punto sabrá optimizarla.
"Al final, Daimiel, la vida es así... mucha pizarra, mucha táctica... pero en un minuto salvaje.... ni pizarra, ni táctica, ni nada de nada... talento, única y exclusivamente talento, individualidades", le decía Montes a Daimiel. Una frase, por otra parte, que refleja perfectamente la esencia de este blog. Quizás Andrés tenia razón, pero siempre se ha dicho que las individualidades ganan partidos y los equipos campeonatos. Veremos qué acaba pesando más en este Barcelona, porque posiblemente sean los quince mejores nombres que el dinero puede comprar, pero está por ver si es también el mejor equipo.