Dia 23 - Viernes 6 de Julio. Millennials.
Dicen que son la generación más preparada de la Historia. Con todas las facilidades del mundo para formarse (profesional, psicológica e incluso físicamente) poseen además una ambición y un descaro desmedidos. Y talento. La duda con los milennials es si tendrán la capacidad de sacrificio y tenacidad de sus progenitores para cambiar el mundo. Las condiciones, sin duda, las tienen.
Si decimos que el Uruguay-Francia era un choque generacional no nos equivocamos demasiado. Lo que han hecho los Muslera, Godin, Suarez, Cavani y compañía la última década quedará para la historia. Uruguay no llega a los cuatro millones de habitantes. Aún les puede quedar algún que otro campeonato pero nadie duda de que su final se aproxima. Enfrente, una Francia que ya ha culminado su transición desde aquella maravillosa de los Zidane, Henry, Blanc y compañía. Les ha costado, pero ya están aquí. Cuando Killian Mbappé arranca en el centro del campo y se va con una facilidad pasmosa de tres contrarios te das cuenta que estamos ya en pleno siglo XXI. Hizo varias el crack del PSG en una primera parte muy táctica, pero controlada en todo momento por los franceses. Con Kanté a lo suyo, los centrales también, Pogba creciendo a cada minuto que pasa, Griezmann jugando fácil pero inteligente y las galopadas de Mbappé los galos generaban más sensación de peligro que los charrúas, que acusaron en exceso la baja de Cavani arriba. Así y todo, las ocasiones eran escasísimas (¿alguien sabe cómo meterle mano a Uruguay?), pero antes del descanso Varane golpeó a los sudamericanos donde más fuertes son: a balón parado. Pero los milennials no conocen la vergüenza. Le tocaba a los de Tabárez llevar la iniciativa en el segundo tiempo, y eso ya les cuesta más. No sabían cómo superar el trabajado entramado defensivo francés cuando Muslera, ante un disparo centrado de Griezmann, decidió imitar a Karius en la final de Champions. El 0-2 ya parecía una losa demasiado pesada, y así fue pues la media hora restante apenas tuvo nada. Así, Francia pasa a semifinales con una superioridad inesperada. Las lágrimas de Giménez en los minutos finales fueron reveladoras: un milennial como él quizás encajaba más en el equipo contrario.
Y a las 20:00 h. nada menos que un Brasil-Bélgica, para cerrar esta tremenda jornada. Si Uruguay notó la baja de Cavani qué decir de Brasil con la de Casemiro. El cerrojo del Madrid es también el de esta selección, la bisagra que evita que se rompa entre su gran defensa y su buen ataque (Paulinho y Coutinho también son más delanteros que centrocampistas). Su sustituto de hoy, Fernandinho, es un futbolista del siglo pasado. Eso mismo debió pensar Roberto Martínez al introducir en el once inicial a Fellaini por Mertens, desplazar a Lukaku a la derecha y adelantar a De Bruyne: superpoblar esa zona de tres cuartos de campo y renunciar al 9. Y le salió clavado. El gol en propia puerta precisamente de Fernandinho también ayudó, claro. Brasil tenia la posesión pero no el control (¿te suena, España?) y las contras belgas penetraban como cuchillo en mantequilla en la desarbolada defensa carioca. Hazard, Lukaku y De Bruyne parecían pasárselo en grande, como cuando eran niños en el patio del colegio... no muchos años atrás, por otra parte. Y Witsel y Fellaini aportando músculo, con ese peinado que sólo un milennial se atreve a llevar. En una de tantas el del City disparó un misil inalcanzable para Allison. 0-2 a la media hora. Brasil tuvo que esperar al descanso para poder despertar por fin de la pesadilla. Y lo hizo, porque salió de los vestuarios con otra cara. Tite movió el banquillo y el esquema, Neymar y Coutinho asumieron más protagonismo y sobre todo Douglas Costa y Renato Augusto le dieron más presencia en el área. El primero desbordaba por todos lados y el segundo acortó distancias al aprovechar una asistencia de salón de Coutinho. Ahora Bélgica sí sufría de verdad en defensa, pero con Courtois atrás y Hazard delante todo es más fácil. Las paradas del primero (la del disparo a la escuadra de Ney será una de las mejores del Mundial) y las retenciones de balón del segundo aportaron el oxígeno que faltaba por momentos. El 10 del Chelsea se coronó hoy como crack mundial. Al final, y pese al arreón final brasileño, los belgas resistieron y se meten en unas semifinales que no pisaban desde México'86, el de Maradona. Aquello fue el éxito de una persona. Lo de esta noche, el de una generación... que cuando se pone, se pone. El futuro es suyo.
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